Habitación blanca

Llegamos a la habitación blanca. Era todo precioso, parecía la playa dentro de una habitación. Tragué saliva y la dejé en el suelo suavemente. Olía tan bien...
Sonreí y le besé la alianza en su pequeña mano suavemente.
- Bueno pues... aquí estamos..
Moví el peso de una pierna a otra, nervioso. Sabía lo que en teoría tenía que venir a continuación..

Sonreí, había sido la boda perfecta, la boda de mis sueños y aún mejor a todo eso, había sido con él. Lo miré con una sonrisa, cuando besó el anillo de bodas... Ahora mi vida le pertenecía completamente a él... y eso era para lo que yo había venido a este mundo.
Lo vi nervioso, pero no le dejé que el nerviosismo lo dominara, me abracé a él con fuerza, obligándolo a tumbarse encima de mí, había esperado esta noche desde el primer beso que me dio.
-No estés nervioso,ahora somos como una única persona.
Junté mis labios con los suyos, intentando que se olvidara de que me podía hacer daño... esta noche iba a ser perfecta.

La miré a los ojos. Esos ojos que me derretían cada vezque me miraban, esos ojos castaños por los que había casi muerto de nuevo, esos ojos que habían reido y llorado por mi... Pero no volverían a llorar nunca más..
- Te amo Bella, y lo haré por toda la eternidad... Pero si te hago daño dímelo por favor..
La tumbé sobre mí suavemente y la besé con toda la dulzura del mundo...

Abrí los ojos cuando un rayo de luz me dió en la cara, parpadeé un par de veces y ví el resplandor de la mejilla de Edward, era como ver a un ángel.
-Buenos días...
Me senté como una india y lo mire como si lo viese por primera vez.

le sonreí acariciando su mejilla izquierda-Buenos días... ¿que tal has dormido?-miré el cabecero, por suerte había sido el unico desperfecto...

Lo abracé con fuerza y sonreí
-Mejor que bien...
Me giré para ver que era lo que estaba mirando y vi el cabecero de la cama roto.
-Vaya... espero que Esme no se enfade.

la rodeé con mis brazos, apollando mi cabeza sobre la suya-me alegro... no, no se enfadará, pero habrá que reponerlo-sonreí-¿que te apetece hacer hoy?

Sonreí lo único que me apetecía hacer, era lo mismo que habíamos echo hace unas horas. Se lo dije al oído mientras reía, sabía que me iba a decir que no, que quería protegerme y todo eso.
-Me apetece comer pollo... pero tu vete a cazar, tienes los ojos negros.

reí ladenado la cabeza, por lo que me dijo al oido, sabía que lo debía de decir en broma, no podiamos sobrevalorarme demasiado, la primera vez había sido la cabecera pero que sería en la segunda vez?...-esta bien saldré a cazar, no tardaré-me enfundé unos pantalones cortos, le besé en los labios y me fuí a cazar